Después de verla con ese maravilloso estilo en la serie por la que se hizo famosa, nos ha sorprendido lo poco maravilloso de su última película.
El film se presentaba como algo novedoso en la gran pantalla y resultó ser que para nada.
La actriz, incapaz de deshacerse de Carrie Bradshaw, interpreta el papel de una mujer del siglo XXI, que trabaja en una gran empresa con la que está a punto de conseguir una gran fusión. Para ello debe viajar continuamente a Nueva York con el que será el socio del gran negocio, Pierce Brosnan, y por lo cual empezará a peligrar su vida íntima.
La película deja al descubierto una gran crítica a la vida que actualmente han logrado conseguir muchas mujeres con su propio esfuerzo y del que parece que deben arrepentirse. Se critica que no tenga tiempo para sus hijos y en lugar de ella, se lo tenga que dedicar su marido, al contrario de las otras madres del colegio.
Por otro lado, el atractivo de su nuevo compañero hará que ella empiece a sentir cierta atracción hacia él. Algo obviamente criticable desde el punto de vista laboral ya que se deja al descubierto que una mujer es incapaz de trabajar seriamente sin tener que meter por medio los sentimientos.
Al final de la película se hace una recapitulación de lo que debería ser el pensamiento de estas “nuevas mujeres”, que es sencillamente, trabajar mientras no desatiendas a tu marido y a tus hijos, y si tienes que dejar tu trabajo te verás recompensada por el calor de la familia, mientras que el marido se verá encargado de traer el pan a casa, pase las horas que pase fuera de casa, porque es “su lugar”.
Una película pasada de años que dejaba al descubierto de nuevo, que pasen los años que pasen Sarah Jessica Parker siempre será Carrie Bradshaw al igual que Daniel Radcliffe será Harry Potter. Es algo inevitable.
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